Bueno, parece que la suerte sigue de mi lado, y por ahora no hay ningún motivo para dejar de actualizar :P Así que espero que disfruten el capítulo y gracias por los comentarios de apoyo.
Escupiendo el veneno de la mordedura
Capítulo 9
El
Estado Fowl
Opal
se paró en el borde del túnel colapsado sintiéndose medio frustrada, pero ni en
lo más mínimo descorazonada. Después de todo, ella era un verdadero dínamo de magia
negra en el presente, y Artemis Fowl estaba enterrado debajo de una tonelada de
escombros—si es que no estaba muerto, entonces estaría ciertamente despeinado, lo
que fastidiaría al Fangosillo de casi la misma manera.
Ya
sea que hubiera o no perecido, el plan seguía siendo el mismo.
Oro se
arrodilló y recogió el arma de Holly de la desmenuzada arcilla.
-¿Qué
es esto, señorita?
Opal
sostuvo la pistola ahuecada en sus pequeñas manos y se comunicó con su energía
hasta que esta accedió transferirse a su persona. No era algo espectacular de
ver—el arma simplemente espiró y se arrugó.
-Debo
abrir el segundo candado, -Le dijo a Oro, refrescada por este bocado de poder. -Tengo
hasta la mañana. Entonces mi magia se evaporará con el rocío del amanecer, y
estaré indefensa.
-¿El
segundo candado? -Dijo Oro, las cuerdas vocales de Beckett mutilando el Gnómico.
-¿Está segura, señorita?
-Reina, -corrigió Opal. -Te
referirás a mí como Reina Opal. Abriendo la primera cerradura de la Puerta de
los Berserker, los até a mí. Pero preferiría que te refirieras a mí lo menos
posible, ya que tu tonta voz humana me irrita. Y para de fruncir el seño. La
expresión se ve ridícula en tu pequeña cara de niño. Mama está tentada a
golpearte.
-¿Pero
el segundo candado?- persistió Oro. -Eso liberaría el poder de Danu.
-Primero,
¿qué acabo de decir sobre referirte a mí? Segundo, échale una mirada al
interior del cerebro de tu humano. Una pequeña ola de Danu sería lo mejor para
este planeta.
Oro parecía
confundido, pero sus lazos le prohibían discutir, y Opal sabía que incluso si
el Berserker pudiera argumentar, sus puntos estarán presentados en una prosa
turgente de la Edad Media con lógica simplista.
-Déjame
hablarle al chico humano, -Dijo, razonando que un niño Fowl, no importa que tan
joven, apreciaría lo que había logrado allí. Además sería divertido ver a un
humano retorcerse.
Oro
suspiró, deseando que su viejo amigo Bruin Fadda le hubiera dado un poco de
libertad a las ataduras mágicas, se estremeció dejando su propia conciencia ser
subsumida temporalmente por la de Beckett Fowl.
Los
siglos se borraron de la cara de Oro, y Beck emergió brillante y sonriente.
-Estoy
soñando, -Dijo. -En mi sueño me parezco a mí mismo pero con más dedos.
Opal
extendió sus brazos, dejando a la magia negra impulsarse por líneas naranjas a
través de sus extremidades. -¿No estás aterrorizado, niño?
Beckett
saltó como un mono en su versión de una pose ninja. -Nop. Tú deberías
estar aterrori-zada.
-¿Yo?
-Dijo Opal, riendo. -No puedes dañarme. Las ataduras mágicas lo previenen.
Beckett
golpeó a Opal en el estómago, con el hombro como Mayordomo le había enseñado.
-Oh sí.
Soy bastante rápido. Más rápido que tus estúpidas ataduras mágicas. Mayordomo
dice que soy un na-tu-ral.
El
aliento de Opal la dejó en un bufido, tambaleándose hacia atrás, y golpeando su
hombro en la tarima elevada de la Puerta de los Berserker. Por suerte para
ella, los lazos mágicos entraron a patadas y Oro reclamó el control del cuerpo;
de otro modo, el cuatro añero Beckett Fowl podría haberle puesto un fin al plan
de dominación mundial de Opal justo en ese instante.
Oro se
apresuró a ayudar a Opal a levantarse. -Mi reina, ¿se encuentra dañada?
Opal
sacudió la mano, incapaz de hablar, y fue forzada a soportar varios segundos con
Oro bombeando su torso hacia arriba y abajo como un fuelle hasta recuperar el
aliento.
-Suéltame,
tú estúpido elfo ¿Estás tratando de romper mi espina?
Oro hizo
lo que le dijeron. -Ese chico es rápido. Venció la unión. No muchos pueden
hacerlo.
Opal
frotó su estómago con una mano mágica, solo por si hubiera un moretón.
-¿Estás
seguro que no le diste al niño un poco de ayuda? -Dijo con recelo.
-Por
supuesto que no, mi reina, -Dijo Oro. -Los Berserkers no ayudamos a los humanos
¿Deseas hablar con ese niño de nuevo?
-¡No!
-Chilló Opal, luego volvió a ganar la compostura. -Quiero decir… no. El niño ha
servido con su propósito. Debemos seguir adelante con el plan.
Oro se
arrodilló, recogiendo un puñado de tierra suelta. -Debemos al menos dar caza a nuestros
atacantes. La elfa tiene habilidades de batalla; el hombre grande es también un
guerrero formidable. Definitivamente tratarán un sabotaje.
Opal
estaba preparada para admitir este punto. -Muy bien, elfo aburrido. Envía a tu
astuto teniente con un par de soldados. Asegúrate de incluir al otro niño a la
fiesta. Fowl debería mostrarse reacio a matar a su propio hermano. -Opal sopló
por los labios, una pequeña acción que hizo abundantemente claro que ella no
dudaría en asesinar a alguno de los miembros de su familia si estuviera en la
posición de Fowl. De hecho, ella no vio dudas en derribar a su hermana como una
falta de compromiso con el plan.
“Después
de todo,” Pensó, “¿no mate personalmente a mí otro yo para escapar de prisión?”
Pero
las hadas eran débiles, y los humanos aún más. Tal vez Fowl se contendría en el
segundo que le tomaría a su hermano pequeño plantar una daga en su costado.
-No
gasten mucho tiempo o recursos. Quiero un círculo de Berserker parados a mis
espaldas mientras trabajo en el segundo candado. Hay encantamientos complejos
que debo descifrar.
Oro
se paró, cerrando sus ojos por un momento para disfrutar la brisa en su cara. Desde
detrás de las paredes podía escuchar el arder de las enormes llamas, y cuando
abrió los ojos, el crepitar de la destrucción distante besaba las nubes de la
noche.
-Somos
apremiantes pero pocos, mi reina ¿Deberían haber más enemigos en el camino?
Opal
hizo un sonido que era casi una risotada. -No hasta la mañana. Mis enemigos
están experimentando ciertas dificultades. Mamá previó eso.
La
parte de la mente de Oro que era aún suya y no esclava de una duendecilla
naranja pensó: Es impropio que se refiera a sí misma como nuestra madre. Se
está burlando de nosotros.
Pero
era tanta la fuerza del geasa mágico, o ataduras, que incluso este
pensamiento de rebelión le causó al capitán Berserker dolor físico.
Opal
notó su mueca de dolor. -¿Qué está pensando, Captán? Nada sedicioso, espero.
-No,
mi reina, -Dijo Oro. -Este escuchimizado cuerpo es incapaz de contener mi sed
de sangre.
Esta
mentira le costó otra punzada, pero estaba listo para ella y la sobrellevó sin
reaccionar.
Opal
frunció el seño. Ese tenía sus propias ideas, pero no importaba. La energía de Oro
estaba ya decayendo. Los Berserkers apenas pasarían la noche, y para entonces
la segunda cerradura estaría abierta y la era Koboi empezaría de verdad.
-Ve,
entonces, -Espetó. -Elige un grupo de caza, pero tu tarea es proteger el
sello. He manejado que los humanos estén ocupados por el momento, pero, una vez
el sol salga, vendrán en una ola de destrucción para aniquilar al último de
nuestra especie. -Opal decidió decirlo de forma Gótica, así Oro captaría el
punto. -Sin piedad es sus fríos y despiadados corazones vendrán sobre nosotros.
Esta
forma de hablar pareció penetrar, y Oro se fue en busca de su equipo de caza.
La
situación era, y Opal debió admitirlo para ella misma, absolutamente perfecta. Los
Berserkers vigilarían el perímetro, lamentándose en su fallida creencia que esa
gran y lúgubre puerta en realidad llevaba a alguna parte. Y luego simplemente
se evaporarían en la siguiente vida, inconscientes del genocidio innecesario
que había ayudado a cometer.
“Los
fantasmas no son testigos fiables en un tribunal,” Pensó Opal, riendo.
Pero
tan agradable como una risa auto-congratulatoria debería ser, realmente había
trabajo que hacer que requería su intelecto entero. El candado permanecía
cerrado, y ella solo podría retener la magia negra por un cierto tiempo antes
de que consuma su cuerpo físico. Ya podía sentir ampollas entre las hojas de
sus hombros. La magia la dejaría pronto, pero antes causaría estragos en su
sistema.
Su
poder sanaba las ampollas tan pronto como se sonrosaban, pero eso le costaba su
magia, y las ampollas se volvían negras de todas formas.
“¿Por
qué no puedo resolver este problema matando a alguien?” Pensó petulante, luego
se confortó a sí misma con el mantra que la había hecho seguir adelante en
prisión:
-Pronto
todos los humanos estarán muertos, -Dijo monótonamente, la moda consagrada de
gurús en todas partes. -Y luego Opal será amada.
“E,
incluso si no soy querida,” Pensó “Al menos todos los humanos habrán fallecido.”
Oro bajó
con sus pequeñas piernas por los viejos escalones que corrían alrededor de la
puerta de los Berserker y por un momento recordó claramente el día en el que
había ayudado a construir esa torre rechoncha. Aunque había habido más magia involucrada
que levantamiento de peso. El viejo Bruin Fadda tuvo a su equipo derramando
cada chispa de poder que podían obtener de sus manos en el sello. Un gran círculo
de hechiceros lanzando rayos luminosos dentro de la piedra.
Quienquiera
que abra la puerta obtendrá más de lo que había pensado, les había prometido Bruin más tarde esa
semana, incluso aunque Oro y sus hombres yacían moribundos. Bruin estaba
equivocado. La reina Opal obtuvo exactamente lo que esperaba.
“¿Cómo
lo sabía?” Se preguntaba Oro. “Estaba casi seguro de que el mundo nos había
olvidado.”
Los
Berserkers estaban llenos de violencia reprimida y de ansiedad por infligir
daño en la humanidad. Trataban de mantenerse firmes como Oro les había dicho,
pero era todo un desafío, especialmente para los piratas, incapaces de detener el
agitar de sus huesos expuestos.
Oro
se paró sobre bulto de un árbol, así el pequeño cuerpo que ocupaba podía ser
visto por todos, y sostuvo su puño en alto pidiendo silencio.
-¡Mis
guerreros! -Gritó por sobre las filas. -¡Nuestro día ha llegado finalmente!
Esto
fue recibido con un coro de gritos, ladridos y silbidos mientras las variadas
criaturas habitadas por los Berserkers expresaban su aprobación. Oro no pudo
ocultar una mueca de dolor. Estos no eran los guerreros que él recordaba, quienes
habían peleado y sufrido heridas mortales en los Llanos de Taillte, pero ellos
eran lo que eran, y el deseo de pelear estaba allí, aunque no su habilidad. Habían
zorros en sus filas, por el amor de Danu ¿Cómo se suponía que un zorro
levantaría una espada? Aún así, mejor conseguir que la sangre de sus guerreros arda
con algo de retórica. Oro siempre había estado orgulloso de sus discursos.
-¡Beberemos
el veneno de la mordedura de nuestra derrota y se lo escupiremos a nuestros
enemigos! -Gritó, su voz siendo llevaba por el prado.
Sus
guerreros alentaron, rugieron y aullaron en aprobación, excepto uno.
-¿Perdón?
-Dijo su teniente, Gobdaw.
-¿Qué?
-Dijo Oro.
El
teniente dentro del cuerpo del segundo Fangoso tenía una expresión confundida
en su pálida cara. A decir verdad, la confusión de cualquier tipo era nueva
para Gobdaw. Usualmente era un hada del tipo no hagas preguntas que hacia
lo pedido con su hacha. Generalmente, Gobdaw amaba un poco de retórica.
-Bien,
Oro, -Dijo, pareciendo un poco sorprendido por las palabras saliendo de su boca,
-¿Qué significa eso, exactamente? ¿Escupir el veneno de la mordedura de nuestra
derrota a nuestros enemigos?
Esta
pregunta tomó a Oro por sorpresa. -Bien, simplemente significa…
-Porque,
si no te importa que lo diga, usar la palabra derrota en un discurso
motivacional envía un mensaje algo surtido.
Ahora
era el turno de Oro de estar perplejo. -¿Motivacional? ¿Mensaje surtido? ¿Qué
significan estos términos siquiera?
Gobdaw
parecía a punto de llorar. -No lo sé, Capitán. Es mi huésped humano. Es uno fuerte.
-Contrólate,
Gobdaw. Siempre has apreciado mi retórica.
-Lo
hice. Lo hago, Capitán. El joven se niega a ser silenciado.
Oro
decidió distraer a Gobdaw con trabajo. -Tienes el honor de liderar esta búsqueda
de enemigos. Toma a los perros, a Bellico, y a esos marineros también. Todo el
resto, rodeando la puerta. La reina Opal está trabajando en el sello ¿Entendido?
-Sí,
Capitán, -Rugió Gobdaw, sacudiendo el puño. -Como comandes.
Oro asintió.
Ese era más como él.
Gobdaw,
Bellico, y los perros de caza de los Fowl rodearon el túnel colapsado. Bellico
se estaba sintiendo bastante bien consigo misma, encerrada como estaba en el
cuerpo de Juliet Butler. Era la mejor huésped con la que jamás hubiera soñado; un
espécimen físico excelente, equipado con la sabiduría de varios estilos
ancestrales de lucha, los cuales, gracias a las memorias de Juliet, sabía cómo
ponerlos en práctica muy bien.
Bellico
revisó su reflejo en la hoja del cuchillo de un pirata y estuvo satisfecha con
lo que vio.
No
tan fea, para un humano. Es casi una pena que mi fuerza de vida solo se
mantenga una sola noche. Tal vez si hubiéramos sido levantados cincuenta años
luego de yacer en el suelo la magia podría habernos sostenido más tiempo, pero
ahora nuestros espíritus están debilitados por el tiempo. El hechizo no fue
construido para mantenernos unidos a la tierra por tanto tiempo.
La
memoria de Bellico contenía imágenes que pintaban un feo cuadro de Opal Koboi,
pero había sido advertida de que los puntos de vista humanos del hada no eran
fiables. Tal era el odio de los Fangosos por las Criaturas que sus memorias
estaban sesgadas*.
Los
piratas estaban menos felices con sus cuerpos heredados, que se desintegraban cada
vez que caminaban.
-Me
está costando toda mi magia solamente sostener estos sacos de piel de gusanos
juntos, -Se quejó el una vez guerrero gigante, Salton Finnacre, que habitaba el
cuerpo de Eusebius Fowl, el pirata absorbe-pulmón.
-Por
lo menos tienes dos piernas, -gruñó su compañero de batalla, J’Heez Nunyon, quien
cojeaba sobre un par de muñones de madera. -¿Cómo puedo hacer mi movimiento
característico en estas cosas? Voy a parecer un enano borracho cayendo.
Era
peor para los perros pointers Ingleses, que podían solo formar los sonidos más
rudimentarios con sus cuerdas vocales.
-Fowl,
-Ladró uno, estando muy familiarizado con la esencia de Artemis. -Fowl. Fowl.
-Buen
chico, -Dijo Gobdaw, alcanzándolo para acariciar la cabeza del perro con la
pequeña mano de Myles, acto que al perro no le pareció gracioso y la hubiera
mordido si no le perteneciera a su oficial superior.
Gobdaw
llamó a sus soldados, -Guerreros. Nuestros nobles hermanos dentro de estas
bestias han encontrado su rastro. Nuestra misión es encontrar a los humanos.
Nadie
preguntó, ¿Y entonces? Todos sabían que se les hacía a
los humanos cuando los encontrabas. Porque si no lo hacías, ellos te lo harían
a ti, y a tu especie entera, y probablemente a cualquier especie con la que
alguna vez hayas compartido un jarrón de cerveza.
-¿Y
la elfa? -Preguntó Bellico. -¿Qué hay de ella?
-Ella
hizo su elección, -Dijo Gobdaw. -Si se hace a un lado la dejaremos vivir. Si se
mantiene en su posición entonces se convierte en una Fangosa para nosotros. -El
sudor bajaba por la frente de Gobdaw a pesar de que la noche estaba siendo cada
vez más fría, y habló a través de dientes apretados, tratando de contener la
conciencia de Myles Fowl, que brotaba de su interior como una indigestión
mental.
Este
intercambio fue cortado cuando los pointers Ingleses se alejaron corriendo de
la boca del túnel colapsado y cruzaron el prado hacia la enorme morada humana
que coronaba la colina.
-Ah,
-Dijo Bellico, saliendo después de los perros. -Los humanos están en el templo
de piedra.
Gobdaw
trató de detenerse a sí mismo de hablar, pero falló. -Él dice que es llamada
una mansión. Y que todas las chicas son estúpidas.
Artemis,
Holly, y Mayordomo se retorcieron a lo largo de un túnel que Mantillo les había
asegurado que emergería en la sala de vinos detrás de un estante de Château
Margaux 1995.
Artemis
estuvo horrorizado por la revelación. -¿No sabes que un túnel puede afectar la
temperatura de la bodega? ¿Por no mencionar la humedad? Ese vino es una
inversión.
-No
te preocupes por el vino, tonto Fangosillo, -Dijo Mantillo en un tono bastante
protector que había desarrollado y practicado solo para molestar a Artemis. -Lo
bebí meses atrás y lo reemplacé. Era la única cosa responsable para hacer. Después
de todo, la integridad de la bóveda ha sido comprometida.
-¡Sí,
por ti! -Frunció el seño Artemis. -¿Reemplazarlo con qué?
-¿Realmente
quieres saber? -Preguntó el enano, y el niño sacudió la cabeza, decidiendo que,
dada la historia del enano, en este caso en particular, la ignorancia sería
menos perturbadora que la realidad.
-Sabia
decisión, -Dijo Mantillo. -Así que, para continuar. El túnel lleva justo a la
parte trasera de la bodega, pero la pared está taponada.
-¿Taponada
con qué? -Preguntó Artemis, que podía ser un poco lento a pesar de su genio.
Los
dedos del enano se cepillaron la barba. -Repito mi última pregunta: ¿Realmente
quieres saber?
-¿Podemos
atravesarla? -Preguntó Mayordomo, pragmatista*.
-Oh
sí, -Dijo Mantillo. -Un hombre tan grande y fuerte como tú. Sin problemas. Lo
haría por ti, pero aparentemente tengo esta otra misión.
Holly
levantó la vista de su computadora de muñeca, que aún no estaba captando señal.
-Necesitamos que consigas armas en la lanzadera, Mantillo. Mayordomo tiene un kit
en la casa, pero Juliet podría ya haber llevado a los Berserkers allí. Necesitamos
movernos rápido y a dos frentes. Un movimiento de pinza.
Mantillo
suspiró. -Pinza. Amo el cangrejo. Y la langosta. Me pone un poco gaseoso, pero
vale la pena.
Holly
golpeó sus rodillas. -Tiempo de irnos.
Ninguno
de los humanos discutió.
Mantillo
miró a sus amigos trepar dentro del túnel de la mansión y luego giró tomando el
camino por el que habían venido, hacia la lanzadera.
“No
me gusta retroceder en mis pasos,” Pensó. “Porque, generalmente, hay alguien a
mi caza.”
Así
que allí estaban ahora, serpenteando a lo largo de un túnel claustrofóbico con
un pesado olor a tierra en sus narices y el peligro aún presente de incontables
toneladas cerniéndose sobre ellos como un yunque gigante.
Holly
sabía lo que todos estaban pensando. -Este túnel es seguro. Mantillo es el mejor
cavador en el negocio, -Dijo entre gruñidos y suspiros.
El
corredor zigzagueó, y su única luz era del celular en la frente de Mayordomo.
Artemis tuvo esta repentina visión de los tres atrapados allí por siempre, como
roedores en el estómago de una serpiente, siendo digeridos lentamente hasta que
no quedara rastro de ellos.
Nadie
nunca sabrá lo que nos pasó.
Este
pensamiento era redundante, Artemis lo sabía, porque si no salían del túnel, en
toda posibilidad no habría nadie para preguntarse que había sido de su pequeño
grupo. Y él nunca sabría si había fallado en salvar a sus padres o si habían
sido asesinados de algún modo en Londres.
No
obstante, Artemis no pudo sacudir la noción de que estaban a punto de morir en
esa vasta tumba sin marcar, y se hizo más fuerte con cada agarre al que llegaba
su mano que lo llevaba más lejos dentro de la tierra.
Avanzó
una vez más en la oscuridad y sus dedos escarbadores encontraron la bota de
Mayordomo.
-Creo
que lo hicimos, -Dijo el guardaespaldas. -Hemos alcanzado el bloqueo.
-¿Es
sólido? -Gritó Holly desde la retaguardia.
Le
siguieron una serie de sonidos que no estarían fuera de lugar en una fábrica de
jalea, y un olor que sería completamente coherente ante una tubería de aguas
residuales con una fuga.
Mayordomo
tosió varias veces, maldijo la longitud, y dijo una fuerte línea con una
terrible implicación. -Sólo la cáscara lo es.
Se
tambalearon a través del agujero sobre una pila de botellas rotas de vino, que
habían sido tiradas por la apurada entrada de Mayordomo. Usualmente hubiera
pasado lentamente por el umbral, moviendo el estante poco a poco, pero en este
caso, la velocidad era más importante que el sigilo, así que simplemente rompió
a través de la tapa de Mantillo y pasó a la bodega más allá. Los otros dos
rápidamente lo siguieron, felices de escapar de los confines del túnel.
Artemis
olio el líquido amontonado en las curvas cóncavas de los fragmentos rotos de
las botellas. -Esto definitivamente no es Château Margaux 1995, -Comentó.
-Ni
siquiera es vino de serpiente,* -Dijo Mayordomo, sacudiéndose. -A pesar de que
conozco algunos mercenarios que probablemente lo beberían.
Holly
subió los altos escalones de piedra del siglo diecisiete, luego presionó su
oreja contra la puerta.
-No
puedo escuchar nada, -Dijo después de un momento. -Viento desde afuera, eso es
todo.
Mayordomo
empujó a Artemis de la estantería destruida. -Sigamos, Artemis. Necesitamos
conseguir mis armas antes de que se le ocurra al ocupante de Juliet.
Holly
abrió un poco la puerta y se asomó por ella. A medio camino del corredor había
un grupo de piratas con armas automáticas. Se mantenían absolutamente quietos, probablemente
tratando de parar sus traqueteantes huesos.
Mayordomo
se deslizó a sus espaldas.
-¿Qué
tal estamos? -Preguntó.
Holly
mantuvo la respiración mientras cerraba la puerta.
-No
genial, -Dijo.
Se
acuclillaron detrás del estante de unos California reds de los 90* y hablaron
en susurros apurados.
-¿Qué
tenemos? -Preguntó Artemis.
Mayordomo
levantó sus puños. -Tengo estos. Eso es todo.
Holly
rebuscó en los bolsillos de su entero. -Algunas esposas plásticas. Un par de
bengalas. No un gran inventario.
Artemis
tocó la punta de cada dedo contra el acolchado de su pulgar, uno de sus
ejercicios de concentración. -Tenemos algo más, -Dijo. -Tenemos la casa.
*Pragmatismo: Actitud y pensamiento que valora sobre
todo la utilidad y el valor práctico de las cosas.
*Sesgado:
Parcial, subjetivo.
*Es una marca de vino.
*Vino de serpiente: es una bebida alcohólica producida por infusión
de serpientes
enteras en vino
chino.
Cómo les pareció? Nos vemos la semana que viene en Rivalidad de Hermanos, título que, como ya se habrán dado cuenta, puede cambiar :)