domingo, 28 de abril de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 6 - TRADUCCIÓN



Hola! Como estan? Que bueno que esta racha de actualizaciones semanales continuen :D Espero poder seguir así...
Capítulo 6
Levántense, mis bellezas
Puerto de Lanzaderas de Tara, Irlanda
Cuando la Capitana Holly Canija intentó atracar en su puerto asignado, encontró las abrazaderas electromagnéticas de Tara inoperables y fue forzada a un aterrizaje improvisado en la puerta de acceso del túnel. Eso era, más o menos, lo que el supervisor del puerto de Tara escribiría en su reporte de Incidentes Extraordinarios  cuando saliera de rehabilitación, pero la oración no transmitía el gran trauma de la situación.
Para su entero enfoque, los instrumentos de Holly le habían asegurado que todo estaba  perfectamente bien; y luego, justo cuando giró la cola del Cupido de Plata para atracar con las abrazaderas, la computadora de control de vuelo hizo un sonido parecido a la carne cruda golpeando contra una pared a gran velocidad, luego se apagó, dejando a Holly sin más remedio que retroceder al túnel de acceso del puerto de lanzaderas y rezar porque allí no hubiera ningún personal desautorizado.
El metal se arrugó, el Plexiglas se agrietó, y los cables de fibra óptica se tendieron como caramelo caliente y se rompieron.  La coraza reforzada del Cupido de Plata tomó el castigo, pero el ornamento del capó salió volando así como su tocayo, siendo encontrados, tres meses después, por una figura flaca, apenas reconocible, en el vientre de una máquina de soda.
Holly jaló del freno mientras llovían chispas, picando en el parabrisas. Su arnés de giro de piloto absorbió la mayor parte del shock que significaba para su cuerpo, pero Artemis y Mayordomo habían rebotado por todas partes como perlas en un sonajero.
-¿Todos vivos? -Los llamó por sobre el hombro, y el surtido de gemidos que le respondieron le confirmó la supervivencia de sus pasajeros, aunque no su supervivencia intacta.
Artemis salió de debajo del abrazo protector de Mayordomo y revisó las lecturas de la lanzadera. Sangre caía de un corte de su frente, pero él pareció no notarlo.
-Necesitas encontrar un modo de salir.
Holly casi ríe. Sacar al Cupido fuera de allí significaría destruir intencionalmente una instalación entera de la PES. Ella no solo estaría violando el manual; ella estaría triturando las páginas, luego mezclándolas con estiércol de trol, cociendo la mezcla, y lanzando las galletas a una fogata.
-Galletas de estiércol, -Farfulló, lo que no tenía ningún sentido si no conocías el tren de sus pensamientos.
-Debes de estar haciendo galletas de estiércol con el manual, -Dijo Artemis, quien, aparentemente, podía rastrear ese tren de pensamientos, -Pero Opal debe ser detenida por nuestro bien.
Holly dudó.
Artemis acaudaló su incertidumbre. -Holly. Estas son circunstancias extraordinarias, -Dijo con urgencia. -¿Recuerdas la frase de Mayordomo? Caja Asesina. Allí es donde mis hermanos se encuentran en este momento. En esa caja asesina. Y tú sabes cuánto sacrificaría Juliet para salvarlos.
Mayordomo se inclinó hacia adelante, agarrando una empuñadura curva colgante y sacándola de su lugar en el proceso.
-Piensa tácticamente, -Dijo, instintivamente sabiendo como agilizar a la capitana mágica. -Necesitamos proceder asumiendo que nosotros somos la fuerza pequeña parada en medio de Opal y cualquier forma de dominación mundial que su retorcida mente haya cocinado en solitario. Y recuerda, ella estaba preparada para sacrificarse a sí misma. Ella lo predijo. Necesitamos ir ¡Ahora, soldado!
Mayordomo estaba en lo correcto, y Holly lo sabía.
-Okey, -Dijo, golpeando los parámetros dentro de la ruta de búsqueda del Cupido. -Tú lo pediste.
Un hada con una chaqueta de alta visibilidad bajaba volando por el túnel de acceso, sus alas golpeando las paredes curvas en su prisa. Los golpes de las alas de un hada dañaban los sensores de sensibilidad bio-sonar que tomaban décadas en sanar, así que el ser debía de estar en algún peligro considerable para volar tan osadamente.
Holly gimió. -Es Nander Thall. Señor Por-el-Libro.
Thall era paranoico sobre que los humanos contaminarían, de algún modo, Refugio en su entrada, o que robarían algo en su salida, así que insistió en escaneos completos cada vez que el Cupido atracaba.
-Sólo vamos, -Le urgió Mayordomo. -No tenemos tiempo para las regulaciones de Thall.
Nander Thall les gritó a través del megáfono. -Baja el poder Capitana Canija ¿Qué, en nombre de Fronda, piensas que estás haciendo? Sabía que eras una carta rara, Canija. Lo sabía. Inestable.
-No hay tiempo, -Dijo Artemis. -No hay tiempo.
Thall flotó a sesenta centímetros del parabrisas. -Leo el futuro en tus ojos, Canija, y veo caos. Estamos en un encierro aquí abajo. El escudo ha fallado ¿Entiendes eso? Solo tomaría algún Fangoso con una pala para desenterrar el puerto entero. Todo está en manos de las protecciones, Canija. Baja el poder. Estoy dándote una orden directa.
Los ojos de Nander Thall se hincharon en sus cuencas como huevos de gallina, y sus alas golpearon la pared erráticamente. Ese era un hada nervioso.
-¿Piensas qué si pedimos permiso nos van a dejar irnos a tiempo? -Dijo Artemis.
Holly lo meditó. El túnel de acceso se extendía detrás de Thall, los pasajeros se apiñaban nerviosamente en las piletas de luz emitidas por las balizas de emergencia. La situación sería lo suficientemente difícil de contener sin llevarla a los niveles de pánico.
La computadora a bordo pitó, mostrando la ruta de escape óptima en pantalla, y fue el pitido lo que estimuló Holly.
-Perdón, -Le dijo a Nander Thall. -tenemos que irnos.
Las alas de Thall golpetearon con una rapidez nerviosa. -¡No te atrevas a decirme Perdón a mí! Y ustedes no tienen que irse a ninguna parte.
Pero Holly estaba apenada y necesitaba irse. Así que se fue. Derecho hacia arriba, hacia el transportador de equipaje, que generalmente rodaba sobre sus cabezas, las maletas flotando en un canal de agua inteligente transparente que mostraba la identidad del dueño a través del Plexiglas. Ahora el canal de transporte estaba estancado, y el equipaje chocaba entre sí como botes abandonados.
Holly empujó la palanca de mando con un pulgar, poniendo al Cupido dentro del canal, el cual la computadora le había asegurado que era lo suficientemente grande como para acomodar el vehículo. Y así era, con apenas un pulgar de espacio entre el paso de las ruedas.
Increíblemente, Nander Thall fue en su persecución. Se balanceó por el canal, su jopo de pelo volaba hacia atrás como una media al viento, y gritando en su pequeño megáfono.
Holly se encogió de hombros teatralmente. -No puedo escucharte, -Articuló. -Perdón.
Y dejó al hada maldiciendo en el túnel de equipaje, que corría en gentiles círculos inclinados hacia la sala de Arribos.
Holly piloteó el Cupido a lo largo de las curvas del túnel, guiada por faros mellizos que rebelaban las paredes de Plexiglas incrustada con miles de circuitos muertos. Obscuras formas podían ser vistas babeando de las cajas de circuito, arrojando condensadores humeantes y fusibles.
-Enanos, -Dijo Holly. -Son los mejores electricistas. No se requieren luces, y un bonus de espacios oscuros. Además, comen los componentes muertos.
-¿En serio? -Se preguntó Mayordomo.
-Absolutamente. Mantillo me aseguró que el cobre es muy higiénico.
Artemis no se metió en la conversación. Era trivial, y él se encontraba en un modo profundo de visualización, pintándose cada escenario que enfrentarían al llegar a la Mansión Fowl, y planeando como emerger de esos escenarios como el vencedor.
En esto, la metodología de Artemis era similar a la del jugador de ajedrez americano, Bobby Fischer, capaz de computar cada posible movimiento que su oponente podía hacer, para así poder contrarrestarlo. El único problema con esta técnica, era que habían algunos escenarios que Artemis simplemente no podía enfrentar, y estos debían ser dejados para el final del proceso, haciéndolo defectuoso.
Y entonces planeó, sabiendo que era probablemente fútil, ya que no sabía la mayoría de las constantes en la ecuación, por no mencionar las variables.
Una obscura promesa flotó desde debajo de su lógica.
Si los que amo son heridos, entonces Opal Koboi deberá pagar.
Artemis trató de desvanecer el pensamiento, ya que no tenía un uso útil; pero la noción de venganza se negaba a irse.
Holly solo tenía unas pocas cientos de horas como piloto registradas en el Cupido, por mucho, demasiado poco para lo que estaba intentando hacer. Pero entonces, de nuevo, no habían suficientes horas de piloto en una vida entera para este tipo de manejo.
El Cupido aceleró a lo largo del canal, sus gruesos neumáticos encajando en el camino de Plexiglas, el pequeño cohete disfrazado como un tubo de escape, hirviendo una estela de corta duración en el agua inteligente. Maletas fueron aplastadas bajo sus pisadas o hechas saltar como morteros a lo largo del vertedor de la cinta, derramando prendas flotantes, cosméticos, y objetos de contrabando humanos. Los guardias de seguridad de turno habían tenido el ánimo para confiscar la mayoría de esos artefactos, pero nadie nunca pudo figurarse quien había logrado meter una tarjeta recortada de tamaño real de Gandalf dentro de una valija.
Holly manejó, concentrándose con los ojos entrecerrados y los dientes apretados. El canal de equipaje los llevó fuera de la terminal dentro de la roca. Hicieron espirales hacia arriba por entre los estratos arqueológicos, pasando huesos de dinosaurio y tumbas Celtas, a través de asentamientos vikingos y paredes normandas, hasta que el Cupido emergió en una gran sala de equipaje con un techo transparente que se abría directamente a los elementos, (un supervillano real de James Bond), una guarida por el tipo de lugar, completado con edificios con arañas metálicas contoneándose y un sistema de rieles de lanzaderas.
Generalmente, la Ventana del Cielo estaría camuflada usando proyectores y escudos; pero estas medidas de seguridad estaban fuera de comisión desde que todas las partes  Koboi podrían haber sido reemplazadas con tecnología que no había explotado. Esa tarde, magulladas nubes grises Irlandesas erraron a través de los paneles biselados, y la sala de equipaje era completamente visible desde arriba si cualquier persona se preocupara en fotografiar los manipuladores de equipaje mágicos o las carretillas elevadoras con agujeros humeantes en sus carrocerías, como víctimas de un francotirador.
Holly le preguntó a la computadora si había otro camino aparte del sugerido. El avatar en la pantalla le informó, desapasionadamente, que sí la había, pero a cuatrocientos ochenta kilómetros.
-D’Arvit, -murmuró Holly, decidiendo que no iba a preocuparse más por las reglas, o el daño a la propiedad. Allí había una imagen más grande que considerar, y a nadie le gustaba un quejica.
A nadie le gusta un quejica. Su padre siempre decía eso.
Podía verlo ahora, pasando cada minuto libre en su precioso jardín, alimentando con algas sus tubérculos bajo la luz solar sintética.
Tienes que hacer tu parte de las tareas del hogar, Poppy. Tu madre y yo trabajamos largas horas para mantener esta familia funcionando. Él pararía entonces y le acariciaría el mentón. Los Berserkers hicieron el sacrificio final por las Criaturas hace mucho tiempo. Nadie te pide que vayas tan lejos pero podrías hacer tus tareas con una sonrisa en tu linda cara. Luego se pondría rígido, jugando al sargento mayor. Así que ve a por ello, Soldado Poppy. A nadie le gusta un quejica.
Holly atrapó su reflejo en el parabrisas. Sus ojos llenos de melancolía. Las hijas siempre habían llevado el apodo Poppy en su familia. Nadie recordaba porque.
-Holly, -Gritó Artemis. -La seguridad se está cerrando.
Holly se sacudió la culpabilidad y revisó el perímetro. Muchos guardias de seguridad estaban acercándose al Cupido, tratando de engañarla con sus pistolas Neutrino inútiles, usando la humeante mole de una lanzadera volteada como refugio.
Uno de los guardias descargó un par de tiros que tintinearon en el guardabarros delantero.
“Un arma casera,” Notó Holly. “Debe haberla construido él mismo.”
Los disparos tuvieron poco efecto sobre  las placas del Cupido. Pero si el guardia se había tomado la molestia de improvisar su propia pistola de seguridad, tal vez había pensado en atornillar un barril penetrante de armaduras.
Como leyendo su mente, el guardia manoseó su cinturón en busca de un cargador de munición.
“Esa es la diferencia entre tú y yo,” Pensó Holly. “Yo no manoseo.
Le dio todo el poder a los jets y envió al Cupido como un cohete por la Ventana del Cielo, dejando a los guardias de seguridad pretendiendo disparar armas inútiles contra ella, un par incluso llegaron a hacer ruidos de bang bang, a pesar de que las armas mágicas no habían hecho bang bang en siglos.
“La Ventana del Cielo es Plexiglas reforzado,” Pensó Holly. “O se rompe, o el Cupido lo hace. Probablemente un poco de los dos.”
A pesar de que nunca lo sabría, su apuesta no merecía la pena. La Ventana del Cielo estaba construida para soportar el impacto directo de cualquier cosa corta de un arco de bajo rendimiento nuclear, un hecho que prudentemente había sido anunciado por los parlantes de la terminal unas cien veces al día, y que Holly se las había arreglado, de alguna manera, a evitar oír.
Por suerte para la Capitana Canija y sus pasajeros, y de hecho, para el destino del resto del mundo, su potencial ignorancia fatal nunca saldría a la luz, ya que Potrillo había anticipado una situación donde una nave mágica se acercara a toda velocidad a la Ventana del Cielo, y esta se negara a abrirse. El centauro también adivinó eso, porque la ley universal de la máxima de desplazamiento de doo-doo establece que si el anteriormente mencionado doo-doo golpeaba el ventilador, este estaría en tu mano y apuntaría a alguien importante que podría despedirte, la Ventana del Cielo probablemente se negaría a abrirse en el tiempo crucial. Por eso había aparecido con un pequeño organismo de proximidad que funcionaba con su propia bio-bateria/corazón, que crecían de las células madre de las alas de hada apropiadas.
El proceso entero era, a lo mejor, dudoso, a lo peor, y por eso Potrillo no se había molestado en registrar una marca azul y simplemente tenía los sensores instalados en sus di-eso. El resultado era que un grupo de estos escarabajos de proximidad se hundieran a través de los bordes del panel de la Ventana del Cielo, y si su pequeña antena detectaba un vehículo pasando demasiado cerca de uno de los paneles, segregaban un espray de ácido en la ventana y comían rápidamente el panel. La energía requerida para completar esa fase a tiempo era masiva, y por esto, cuando los escarabajos terminaban, se enrollaban y morían. Era impresionante; pero, comparándolo con el hombre de la cabeza que explota, era un truco de una sola vez.
Cuando los escarabajos detectaron el ascenso del Cupido, se pusieron en acción como una compañía de caballería instantánea y devoraron el panel en menos de cuatro segundos. Cuando su trabajo estuvo hecho, se apagaron y cayeron como pelotas rodando en el capó del vehículo.
-Eso fue fácil, -Le dijo Holly a su micrófono, mientras el Cupido pasaba por un agujero de su tamaño. -Demasiado para la gran Ventana del Cielo de Potrillo.
La ignorancia, como dicen, es usualmente fatal, pero a veces podía ser buena.
Holly le dio poder al escudo del Cupido, a pesar de que con cada uno de los satélites humanos fuera de comisión ella realmente no necesitaba haberse molestado, y puso curso a la Mansión Fowl.
Lo que nos da unos cinco minutos antes de que Opal nos tenga exactamente donde nos quiere.
Un pensamiento menos-que-cómodo, que no expresó en voz alta, pero le bastó una mirada en espejo retrovisor a la expresión de Mayordomo para ver que el guardaespaldas estaba pensando más o menos lo mismo.
-Lo sé, -Dijo mirándola a los ojos -¿Pero qué otra opción tenemos?
¿Y? ¿Cómo estuvo? Ante cualquier duda, crítica (constructiva y respetuosa), opinion, sugerencia o problema, los comentarios son muy bien recibidos :) Nos vemos en: Levántense mis bellezas (parte 2/3) que no es muy largo, 4 hojas nada más y ya lo empecé, aparte tengo un feriado este miercoles y si puedo (que no estoy muy segura porque tengo que estudiar y hacer tareas) voy a seguir traduciendo para ya el sabado tenerlo, o el viernes :) Besos

domingo, 21 de abril de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 5 - TRADUCCIÓN



Lo prometido es deuda, así que aquí está el capítulo 5 de esta saga que, lamentablemente no me pertenece, sino a Eoin Colfer :D Espero que lo disfruten...

Capítulo 5
Harma-gedón
Ériú, a.k.a. El Estado Fowl
Enterrados en una espiral descendente alrededor del sello, los Berserkers se agitaron aún más mientras la magia se perdía en el mundo arriba suyo.
“Algo se aproxima,” Comprendió Oro, capitán de los Berserkers. “Pronto seremos libres y nuestras espadas probaran la sangre humana una vez más. Cocinaremos sus corazones en vasijas de barro y los convocaremos frente a las ancestrales fuerzas oscuras. Nos infiltraremos en las formas que debamos para contener a los humanos. No pueden matarnos, porque nosotros ya estamos muertos, unidos por una madeja de magia.
Nuestro tiempo será corto. No más que una simple noche después de todo este tiempo; pero nos cubriremos en gloria y sangre antes de unirnos a Danu en el más allá.”
¿Pueden sentir el movimiento? Oro llamó a los espíritus de sus guerreros. Estén preparados para empujar cuando la puerta sea abierta.
Estamos listos, replicaron sus guerreros. Cuando la luz caiga sobre nosotros, nos apoderaremos de los cuerpos de perros, tejones y humanos, y los someteremos a nuestros deseos.
Oro no pudo evitar pensar: “preferiría habitar un humano que un tejón.”
Él estaba orgulloso, y ese mismo orgullo le había costado la vida diez mil años atrás.
Gobdaw, que yacía a su izquierda, envió un pensamiento vibrante, que casi podía ser una risa.
Si, -Dijo. –Pero mejor un tejón que una rata.
Si el corazón de Oro hubiera sido de carne y sangre, hubiera palpitado con un nuevo orgullo, pero esta vez por sus guerreros.
“Mis soldados están listos para la guerra. Ellos pelearan hasta que sus cuerpos robados caigan, y entonces, finalmente, ser libres hacia el abrazo de la luz. Nuestro tiempo está a la mano.”
Juliet Mayordomo estaba sosteniendo un fuerte, y no solo en el sentido de cuidar de las cosas mientras los padres de Artemis habían ido a una eco-conferencia en Londres, actualmente estaba sosteniendo un fuerte.
La fortaleza en cuestión, era una vieja torre Martello que se mantenía de pie como centinela sobre una colina, vigilando el muelle de Dublín. El fuerte había sido desgastado por los elementos hasta ser una simple protuberancia, y una extraña hiedra negra había arrojado zarcillos a lo largo de los muros como tratando de reclamar la piedra como parte de la tierra. El seríamos-conquistadores de los hermanos de Artemis Fowl: el cuatro añero Myles y su mellizo, Beckett. Los chicos se habían apresurado por la torre muchas veces con espadas de madera pero eran rechazados por Juliet y enviados, gentilmente, al alto pasto. Beckett chilló entre risas, pero Juliet podía notar que Myles se estaba frustrando más y más por sus asaltos fallidos.
“Tal como Artemis, es ese,” Pensó Juliet. “Otra pequeña mente maestra criminal.”
Por los pasados diez minutos, los chicos habían estado susurrando detrás un arbusto, planeando su próximo ataque. Juliet podía escuchar risitas apagadas y órdenes escuetas mientras Myles, indudablemente, le decía una serie de complicadas instrucciones tácticas a su hermano.
Juliet sonrió. Podía imaginar el escenario.
Myles diría algo como:
Tú ve por un camino, Beck, y yo iré por el otro. Eso se llama flanquear.
A lo que Beckett respondería algo como: Me gustan las orugas.
Era verdad decir que los hermanos se amaban mutuamente más que a sí mismos, pero Myles vivía en un estado de frustración constante porque Beckett no podía, o no quería, seguir las instrucciones más simples.
“En cualquier segundo, Beckett se aburrirá de la reunión táctica,” pensó la hermana menor de Mayordomo, “y vendrá errante del arbusto blandiendo su espada de juguete.”
Momentos después, Beckett, en efecto, trastabilló desde el matorral, pero no era una espada lo que blandía.
Juliet osciló su pierna sobre el bajo parapeto y lo llamó suspicaz.
-Beck, ¿Qué tienes allí?
El niño agitó el objeto. –Calzoncillos, -Dijo francamente.
Juliet miró de nuevo para confirmar que el sucio triángulo era, de hecho, ropa interior. Por la remera de “Niño Delgado” hasta la rodilla que había usado los pasados cuarenta y ocho días, era imposible acertar si los calzoncillos eran o no los de Beckett, a pesar de que así parecía, dado a que las piernas del chico estaban desnudas.
Beckett era un personaje revoltoso y, en sus pocos meses como niñera/guardaespaldas, Juliet había visto muchas cosas peores que ropa interior, por ejemplo, la granja de gusanos que Beckett había construido en el baño inferior, y que había fertilizado personalmente.
-Okey, Beck, -Lo llamó desde abajo de la torre. –Solo ponte tu ropa interior, pequeñín. Te conseguiré un par limpio.
Beckett avanzó firmemente. -Nope. Beckett está enfermo de la estúpida ropa interior. Estas son para ti. Un presente.
La cara del niño brilló con un inocente entusiasmo, convencido de que sus calzoncillos eran el mejor regalo que una chica podría obtener, además de un par de sus calzones con un puñado de escarabajos acunados dentro.
Juliet lo contrarrestó con: -Pero no es mi cumpleaños.
Beckett estaba al pie de la usada torre ahora, sacudiendo los calzoncillos como una bandera. –Te amo, Jules, toma el presente.
“Me ama,” Pensó Juliet. “Los niños siempre conocen los puntos débiles.”
Trató con una última táctica desesperada. -¿Pero tú cola no estará congelada?
Beckett tenía una respuesta para eso. -Nope. Ni siquiera siento frio.
Juliet sonrió afectuosamente. Era fácil de creer. El huesudo Beckett despedía tanto calor que podría hervir un lago. Abrazarlo era como abrazar un radiador inquieto.
En este punto, el único camino de Juliet para evitar tocar los calzones era una mentira inofensiva. –Los Conejos aman la vieja ropa interior, Beck ¿Por qué no la entierras como regalo para Papá Conejo?
-Los conejos no necesitan ropa interior, -Dijo una siniestra vocecilla detrás suyo. –Son mamíferos de sangre caliente, y su pelaje es suficiente abrigo para nuestro clima.
Juliet sintió la punta de la espada de madera de Myles en su muslo y se dio cuenta de que el chico había usado a su hermano como una distracción y luego había rodeado los escalones traseros.
“No escuché nada,” reflexionó. “Myles está aprendiendo a deslizarse.”
-Muy bien, Myles, -Dijo. -¿Cómo conseguiste que Beckett siguiera tus instrucciones?
El niño rió con suficiencia, el parecido con Artemis era increíble. –No le di órdenes de soldado. Le sugerí a Beck que su trasero podía picar.
“Este niño ni siquiera tiene cinco,” Pensó Juliet. “Espera a que el mundo obtenga al cargado Myles Fowl.”
Desde la esquina de su ojo, vio algo triangular navegar por el aire hacia ella e instintivamente lo asió. No antes de que sus dedos se cerraran en el material, notó lo que estaba sosteniendo.
“Genial” Pensó. “Embaucada por dos cuatro añeros.”
-Muy bien, chicos, -Dijo. –Tiempo de ir a la casa por el almuerzo ¿Qué hay en el menú hoy?
Myles enfundó su espada. –Me gustaría una croqueta, madame, con jugo de uva frío.
-Bichos, -Dijo Beckett, saltando en un pie. –Bichos en kétchup.
Juliet subió a Myles a su hombro y saltó desde la pared baja de la torre. –Entonces, muchachos, lo mismo que ayer.
“Memo a mí misma,” Pensó. “Lava tus manos.”
Los niños estaban con el pasto hasta la cintura cuando el lejano caos comenzó. Beckett le prestó poca atención a la discordancia distante porque su soundtrack interno generalmente iba acompañado de explosiones y gritos, pero Myles sabía que algo estaba mal.
Él volvió hacia la torre Martello y trepó los escalones de piedra, mostrando una falta de habilidad recordativa a Artemis, que divertía a Beckett a lo grande, mientras su grado de pisada segura era tanto como la falta de la de su hermano.
-Armagedón, -Anunció Myles cuando alcanzó el último escalón. –El fin del mundo.
Beckett estaba consternado. -¡No también Disneyland!
Juliet rizó su cabello decolorado por el sol. -No, por supuesto que no Disneyland. - En su estómago sintió una creciente inquietud ¿De dónde provenían esos sonidos? Sonaba como si hubiera una zona de Guerra cerca.
Juliet siguió a Myles al suelo de barro compactado en la punta de la torre. Desde allí tenían una vista clara de lo que pasaba en la ciudad distante. Usualmente, los únicos sonidos que traía el viento hasta tan al norte eran ocasionales bocinazos de los autos atascados en la rotonda por el tráfico. Pero hoy, la ruta principal hacia Dublín parecía más la ruta del infierno. Incluso desde esa distancia, era claro que las seis líneas de tráfico se habían parado por completo. Muchos motores explotaron mientras miraban, y un camión recolector hizo una inesperada vuelta hacia adelante. Más allá, dentro de la ciudad, explosiones más grandes retumbaron detrás de los edificios, y columnas de humo se elevaron por el cielo de la tarde, un cielo que tenía sus propios problemas, mientras pequeñas aeronaves caían dentro del estadio de fútbol y un satélite de comunicaciones honesto-a-Dios, cayó del espacio como un robot muerto sobre el hotel U2.
Beckett subió los escalones y tomó la mano de Juliet.
-Este es el Harma-geddon, -Dijo despacio. –El mundo va a boom.
Juliet acercó a los niños. Lo que sea que estuviera ocurriendo parecía demasiado grande como para estar dirigido, específicamente, a la familia Fowl, a pesar de que había una creciente lista de personas que estarían felices de destruir el país entero de Dublín solo para llegar a Artemis.
-No se preocupen, chicos, -Dijo. –Los protegeré.
Buscó dentro de su bolso. En situaciones como estas, cuando las cosas se ponían violentamente raras, el primer curso de acción siempre fue el mismo: Llamar a Artemis.
Deslizó la lista de conexiones en su teléfono y no estuvo completamente sorprendida de ver que la única disponible era el sistema ZORRO que Artemis había establecido para llamadas de emergencia seguras.
Me imagino que Artemis es el único adolescente en el mundo que construyó y puso en marcha su propio satélite.
Estaba a punto de seleccionar el nombre de Artemis de sus contactos cuando un corpulento antebrazo apareció en un espacio de tres metros frente a ella. Había una mano al final del brazo, y sostenía un Neutrino mágico.
-Noche-nochosa, Fangosa, -dijo una voz de ninguna parte, y un rayo azul de energía crepitante salió de la boca del cañón.
Juliet estaba lo suficientemente familiarizada con el armamento mágico como para saber que sobreviviría al rayo azul, pero que probablemente se sentiría como una quemadura y despertaría envuelta en dolor.
“Perdón, mis chicos” Pensó “Les fallé.”
Luego, el rayo del arma de Pip la golpeó en el pecho, quemó su chaqueta, y la tiró de la torre.
Oro de los Berserkers sintió un momento de duda.
“Tal vez, el anticipo de libertad es solamente anhelo,” Pensó.
No. Esto era más que su propio deseo. La llave estaba viniendo. Podía sentir la prisa del poder mientras se acercaba a su tumba.
Reúnanse, les envió a sus guerreros. Cuando la puerta esté abierta, tomen cualquier forma que deban. Todo lo que viva, o haya vivido puede ser nuestro.
Oro sintió la tierra sacudirse con el rugir de sus guerreros.
O quizás era mero anhelo.
¿Qué tal? Ya saben, ante cualquier duda, crítica (constructiva y respetuosa), opinion, sugerencia o problema, los comentarios son muy bien recibidos :) Nos vemos en: Levántense mis bellezas (parte 1), sip, este también lo dividiré porque son 14 hojas en total, así que haré 2 o 3 partes, para subirlo más rápido